Amigos a continuación recopile un poco de material sobre el sensei Shioda, espero lo disfruten.
Gozo Shioda (9 de septiembre, 1915 - 17 de julio, 1994), fue el fundador del Yoshinkan aikido. Morihei Ueshiba le otorgó el 9º dan 1961.
Shioda-sensei fue un estudiante de judo en su juventud, y después de haber sido fácilmente tirado (thrown) por Ueshiba-sensei después de una demostración, se convirtió en su estudiante. También estudió aikijutsu. Llegó a ser conocido como una de los personas más "fiery" o "vigorosos" en la historia del aikido. (wikipedia)
Una Vida en el Aikido (01)
por Gozo Shioda
Aiki News #72 (September 1986)
Traducido por Luis A. Henríquez
Los siguientes capítulos de Aikido Jinsei (Una Vida en el Aikido), de la autobiografía de Gozo Shioda, han sido reproducidos con el amable permiso del autor y del publicista, Takeuchi Shoten Shinsha.
Libro No.1: Yoshinkan Aikido
Capítulo 1: Los básicos en la práctica de Yoshinkan.
El nombre de mi dojo, “Yoshinkan”, es el mismo nombre que mi padre, quien amó el budo, utilizó cuando construyó un dojo dentro de su propiedad. Yo he continuado utilizando ese mismo nombre en memoria suya. Mi abuelo por parte de madre, Sr. Todo Kato, tomó este nombre de los caracteres contenidos en la frase “Gu o mamori kokorozashi o utsusazu mokumoku toshite sono kami o yashinau” (Silenciosamente cultiva tu espíritu sin olvidar que no eres mas que un tonto”), del poema llamado Saikontan. Ese es el origen del nombre.
A menudo he escuchado a la gente decir que el Yoshinkan es una escuela ruda. Yo pienso que existe un gran malentendido referente a este tema. Entre los que practican aikido, existen de los que desean ser expertos en todos los aspectos del arte, o existen otros que desean desarrollar sus mentes y cuerpos a través del aikido, y también hay otros que desean entrenar sólo para mantener una buena salud. Hay hombres jóvenes, mujeres, niños y también gente mayor. Pero en todos los casos, los practicantes en Yoshinkan tienen que entrenar repetidamente para poder llegar a ser expertos en los básicos del aikido. En este proceso se ejercitan músculos que nunca se han utilizado por un largo período o se pueden descubrir movimientos con el cuerpo que nunca has realizado anteriormente. Estas personas podrían experimentar algo de dolor hasta que su cuerpo se acostumbre a este tipo de movimientos. Más sin embargo, aikido sin el uso correcto de los básicos no es aikido. Si practicas el arte ejecutando los movimientos sólo porque te parecen fáciles hacerlos, entonces no tendrás éxito en el perfeccionamiento de tu técnica o en el desarrollo de tu salud. Debido a que es imposible exagerar el hecho de que los básicos representan todo lo que es aikido, en Yoshinkan somos estrictos en la instrucción que damos al estudiante desde que es tan solo un principiante y de esta manera, permitimos que el estudiante adquiera las técnicas básicas desde el principio de su entrenamiento. Es muy importante para aquellos que desean convertirse en expertos o deseen perfeccionar su aikido, que adquieran un completo dominio de los básicos. En el momento de estar frente a un contrincante, debes aplicar la técnica o técnicas manteniendo siempre una postura de alerta (zanshin), todas estas habilidades tienen su fondo en el entendimiento de los básicos y son necesarias para poder derrotar a un contrincante mas fuerte que tú. Más adelante explicaré con mayor detalle a qué se refieren los básicos en el aikido, pero por ahora les puedo decir que a medida que vayan avanzando en el camino del aikido, podrás llegar a generar una fuerza sorprendente aún usando movimientos rápidos, si y solo si, has llegado al punto de dominar los básicos.
Ueshiba O-Sensei dijo, “en el aikido el ganador y el derrotado se deciden en un instante.” En efecto esto es así. A menos que derrotes a tu oponente con un solo golpe o técnica, no puedes llamar a tu arte un verdadero “budo”. Sólo cuando te adhieres con conciencia a las técnicas básicas es cuando podrás derrotar a tu oponente con una sola técnica o golpe.
Capítulo 2: El desarrollo de la habilidades no se relaciona en nada con el combate en una competencia.
No existe competición en el aikido. Se ejecutan las técnicas y realizamos rompimiento de caídas entrenando de manera repetitiva. Es por este tipo de entrenamiento que muchos practicantes jóvenes se sienten insatisfechos y a menudo se quejan de que no pueden medir su desempeño en el aikido debido a que no existe competición alguna. Estas personas en lo particular se sienten insatisfechos debido a la gran popularidad de los deportes que incluyen competición; o sea, los deportes en los cuales el ganar o perder se determina mediante la competencia. En los deportes existen reglas. Es por esto que existen las competencias y es por eso, también que se puede determinar quién gana y quién pierde. No se puede reclamar que el oponente no siguió las reglas; se debe superar al oponente de cierta manera dependiendo de la situación.
Cuando era joven, yo conocía muy bien mi nivel de habilidades hasta cierto límite, todo esto por medio de el entrenamiento y las demostraciones que realicé. Era normal en mí dudar que en realidad podría defenderme en una situación real de pelea; yo sentía que poseía una gran habilidad la cual obtuve mediante un fuerte entrenamiento. Un día me encontré yo mismo en una situación que me hizo realizar finalmente en mi mente la maravillosa efectividad del aikido que había estado practicando y esa situación me hizo dar infinitas gracias el haber iniciado el estudio en el aikido. Desde ese momento sentí una gran confianza en este arte marcial. A continuación paso a hacer un recuento de los acontecimientos.
Esto sucedió en julio del año de 1941, aproximadamente cinco meses antes de que Japón le declarara la guerra a los Estados Unidos. Yo tenía 26 años de edad para ese entonces. En esos días, Shunroku Hata, un general del ejército y comandante supremo de la fuerza expedicionaria hacia China, quien era un gran amigo muy cercano a mi padre y me trataba con un gran cariño, me llevó con él a Beijing como su secretario privado. Al llegar al aeropuerto de Shangai tuve que detenerme para descansar, ya que me dirigía hacia Hanoi por órdenes del general. Cuando me disponía a salir hacia mi destino sucedió que me encontré con Uraoka, un amigo mío de la Universidad de Takushoku. Nos alegramos mucho de encontrarnos y nos llenamos de recocijo por este inesperado encuentro. En la segunda sección de esta autobiografía describiré con mas detalle sobre este encuentro.
Es en este punto del relato en el que entramos a narrar lo acontecido. Uraoka me comentó que él podría hacer que pudiese escalar para una alta posición en el asentamiento francés. Con mi corazón en estado de agitación, acompañé a Uraoka a cierta localidad alrededor de las 8 de la noche. Luego de haber sido llevados a un cuarto, Uraoka comenzó a negociar con otro hombre, el cual tenía aspecto de bandido y en eso, se inició una discusión entre ellos dos. Inesperadamente, Uraoka golpeó al otro hombre en la cara, la boca del otro hombre comenzó a sangrar del golpe y este salió corriendo gritando. En ese momento no entendí lo que había sucedido y allí quedé yo parado sin poder hacer nada. Luego, Uraoka me hizo una señas, y me gritó,
“Shioda, puede que nos maten en un par de minutos. Ese hombre de seguro va a regresar con otros hombres para vengarse. Por favor mantente alerta para cuando ellos regresen!”
A esto, yo le sugerí que era mejor huir de ese lugar.
“De ninguna manera! Podríamos ser asesinados si intentamos huir. No podremos salir de aquí hasta mañana en la mañana,” me respondió él, aparentemente preparado para morir por la expresión que pude percibir en su cara.
Capitulo 3: Aikido es un Budo de Armonía
No puedes decir que nunca encontrarás situaciones en dónde el fuerte abusa del débil, o en dónde alguien actúa de una manera injusta, o en dónde tu mismo estés expuesto al peligro. Si alguna vez te encuentras en este tipo de situaciones, tú, por supuesto puedes controlar al oponente con el aikido que has aprendido. Sin embargo no deberás nunca perder tu temperamento llegando a odiar al enemigo. Si eso pasa, perderás la pureza de tu estado mental el cual es importante en aikido y no serás capaz de ejecutar técnicas apropiadas. Puedes sufrir una derrota inesperada, o por el contrario, puedes llegar al extremo de que al estar defendiéndote resulte una desafortunada situación para ti y tu enemigo. No debes olvidar que el aikido es un budo de armonía.
Ya que mido cinco pies con una pulgada y media de alto y peso solo 110 libras yo era provocado muy seguido en las riñas. En esas situaciones siempre trate de salirme riendo y evitando meterme en problemas siempre que fuera posible, sin embargo, hubo veces que tuve que lidiar con tales situaciones.
Un borracho cae al estanque
Yo comienzo mi día levantándome a las 5:00 am y voy a caminar con mis perros. A veces ando en bicicleta y a veces troto. Un día caminando, me encontré por una tufarada en el Parque Shakujii cerca de mi casa. Un gran hombre se me acercó. Parecía que había estado bebiendo en la mañana y se comportaba de una manera un poco extraña. Con forme se acercaba trataba de evitarlo pasándome al lado derecho pero el se movía del mismo lado como si me bloqueara. Cuando cambié a la izquierda el también se movió a la izquierda. Pronto el vino sobre mi como corriendo y de repente trató de sujetarme de la solapa. Ya que no podía hacer nada mas le sacudí la mano ligeramente y traté de seguir. Entonces escuché que salpicó agua y el hombre desapareció. El hombre cayó al estanque. Estaba un poco sorprendido y fui a la cuña del estanque para preguntarle si estaba bien, el hombre solo estaba tratando de salir del estanque poniendo sus manos en la orilla. Cuando lo vi bien, vi que tenía algas en la cabeza que lo hacían ver como un duende acuático (kappa). Me sentí un poco culpable de no ser capaz de suprimir mi risa y le ofrecí mi mano para jalarlo y sacarlo de ahí. Estaba aliviado de saber que no estaba herido pero él, por su parte, no le gustó lo que había pasado y dejó el lugar sin decir una palabra.
Retado a un Combate por un Maestro de Karate
No hay nada que pueda hacer acerca de ser muy pequeño ya que nací de esa manera y la gente probablemente piensa que es fácil superarme. Aunque esto ha sido una molestia, a veces he sido retado a un combate.
Un día, un maestro 6° dan en Karate vino a mi dojo con una introducción de un conocimiento y me reto a un combate. Yo acepté renuente su reto. Cuando me resistí contra el en el centro del dojo, de repente me estocó con un "Shokentsuki". En el momento que el ataco recibí su golpe con mi palma y me mezclé con su puño. El maestro voló hacia el frente, más allá de mí, por que la sincronización de su ataque y mi movimiento fueron perfectamente compaginados. Desde aquel incidente, he estado en términos amistosos con él.
Travesuras de los Soldados de la Ocupación
El siguiente incidente ocurrió justo después de la Guerra. En ese tiempo mi casa se localizaba en Tokorozawa. Yo iba de regreso a casa en el último tren de la línea de Seibu lo que en aquellos días se llamaba la línea de Musashino. Dos soldados borrachos de la ocupación subieron a este tren. Fue el tiempo cuando la Armada de la Ocupación reinaba y casos de comportamiento intolerable por parte de los soldados eran comunes. Los soldados en el tren se divertían atizando las cabezas o tocando las narices de los japoneses. Sin embargo, nadie los detenía y sufrían el insulto bajando los ojos. Pronto uno de los soldados vino a mí y trató de acariciar mi mejilla con su mano derecha diciéndome "Papa-san". Agarré su mano ligeramente con mi mano izquierda. Después el trato de hacer lo mismo con su mano izquierda. Yo agarre con mi mano derecha y ejecute firmemente lo que llamamos técnica de yonkajo de dos manos agarradas. El largo hombre cayó plano al piso. Desafortunadamente para el había un charco de aceite en el piso de madera. Su cara y sus ropas se volvieron negras como el carbón y se veía como un miserable. Los soldados debieron haberse sorprendido realmente por que se callaron. Todavía recuerdo la mirada de deleite de todos los pasajeros japoneses que vi entonces.
Mujer Japonesa Asaltada por Soldados de la Ocupación
En aquellos días, seguido de la Guerra japonesa, en general había un estado de letargo y no podías hacer nada con la Armada de la ocupación. Aún la policía japonesa pasaba tiempos difíciles encargándose de ellos. Quisiera relatar un incidente en donde tuve la oportunidad de presenciar un problema de comportamiento despótico. Ocurrió en el Día de Año Nuevo de 1947. Esa tarde el sol estaba todavía alto e iba de regreso de la casa de mis parientes después de extender mis felicitaciones de año nuevo. Cuando cerca de la estación de Ebisu vi un montón de gente parada alrededor de una caseta de policía. Yo también fui a ver curioso y encontré a una joven esposa llorando enfrente de un policía. Por las historias del grupo de personas entendí que ella había sido asaltada por un soldado negro en la calle cercana, pensé que ser un soldado de la ocupación no lo excusaba de tal acto y le dije al policía que debería ir y arrestarlo inmediatamente. El policía se vio perplejo y se rehusó a interferir en tales asuntos. Sin embargo aunque fuera un soldado americano, tal acto no debería ser de ninguna manera permitido. Por lo tanto, le dije: “Voy a ir por él. Por favor llame a la policía militar inmediatamente”. El policía me miró duramente y me dijo, “¿Tú? Eso es imposible. ¡Mejor no hagas eso!” Me detuvo sin amabilidad pero yo rápidamente me fui a pesar de su advertencia. Entonces, escuché el reporte de una pistola. Cuándo vi en la dirección del disparo encontré a uno de seis soldados negros sosteniendo su pistola arriba de su cabeza por diversión y amenazando a la gente alrededor de él. Todos los transeúntes estaban asustados y con pánico, algunos de ellos huyeron a las tiendas cercanas para esconderse. Yo caminé hacia el hombre poco a poco. Tal vez el pensó que yo era solo un niño y me dio la espalda. Tomé esta oportunidad y lo golpeé en la espalda con mi cabeza. Al instante que se volteó lo golpeé con el lado de mi mano repetidamente con todo mi poder casi saltando sobre él. Cuándo estaba desorientado, le arrebaté la pistola y la tiré lejos. Después apliqué la técnica de shihonage y lo tire al suelo. En ese momento un jeep de la policía militar vino con la sirena sonando a lo lejos. Como se esperaba, los soldados estaban impotentes en contra de la policía militar y fueron arrestados antes de que pudieran escapar.
Regresé a la caseta de policía. La actitud del policía hacia mi cambió completamente y hasta usó un lenguaje mas cortés. Sin embargo, la joven esposa aún estaba llorando ahí diciendo que no podía ser posible regresar a casa. Así que la conforté y la llevé de regreso cerca de su casa. Le dije a su esposo, que salió a su puerta, que su esposa había caído en una zanja y se ensució el kimono y dije que había sentido pena por ella y la llevé a su casa. Su esposo estaba muy agradecido por lo que había hecho y me invitó a pasar. Me dieron “arroz plateado”, esto es, arroz blanco, el cual no podías comer seguido en aquellos días, servido por su esposa que había recuperado la compostura. Después me fui a casa.
http://www.aikidojournal.com/article.php?articleID=514&lang=es
Una Vida en el Aikido (08)
por Gozo Shioda
Aiki News #79 (January 1989)
Traducido por Fernando Villanueva Soto
La siguiente traducción de la biografía en idioma japonés titulada “Aikido Jinsei” (una vida en el Aikido) por Gozo Shioda Sensei del Yoshinkan Aikido es publicada con el amable permiso del autor y publicador, Takeuchi Shoten Shinsha. Estas series empezaron en el AIKI NEWS No. 72.
Capítulo Dos: Entrenamiento en el Ueshiba Dojo
Sensei siempre solía decir, “Se honesto”, y “confía en tu maestro”. Por ejemplo, por respeto a su maestro un estudiante deberá comer excremento sin protesta si se lo dice su maestro que lo haga. De acuerdo con Sensei, ese tipo de experiencia será benéfico para el estudiante a largo plazo. Esto, por supuesto, es un ejemplo muy extremoso, pero muestra el grado de confianza que uno de tener hacia su maestro. Entrené muy duro todos los días repitiendo la misma rutina. Ueshiba Sensei tenía una orientación muy religiosa. El reconocía al Sr. Onisaburo Deguchi de la religión Omoto como su maestro. El creía firmemente que teniendo al Sr. Deguchi como su maestro sería posible obtener poder eterno. Por lo tanto, sus servicios religiosos en la mañana y en la noche solían ser los mayores eventos de cada día. Sensei recitaba plegarias Shinto y luego ofrecía gracias al Kami o a las deidades (empezando por el Dios del Sol hasta el kami del agua y el pasto). El ritual entero tomaba aproximadamente una hora y media cada día. Sensei era especialmente severo con respecto al kami y aun el más pequeño error de sus estudiantes durante el ritual diario encendería su ira. Ese fue el aspecto de más dificultad en el entrenamiento que experimentamos. Personalmente yo no me encomiendo a la creencia del kami y solo sigo a mi maestro.
Sensei decía en una de sus lecturas, “El hombre es por si mismo el lugar en donde le kami reside. Por lo tanto, debemos mantener nuestros cuerpos limpios para así buscar la instrucción divina”. Creo que eso era verdad. También hice investigación de Aikido. Solía poner un pez dorado en una pecera y tocar el exterior para observar los movimientos del pez dorado. Otra cosa que trataba era colgar un palo en un lugar alto de la casa por donde frecuentemente pasara por debajo. Estaba puesto de tal forma que me golpearía si yo pasaba debajo sin poner atención. De esa forma siempre pensaría sobre el posicionamiento del cuerpo, eliminar cualquier abertura, entrenar los movimientos de mi cuerpo y agudizar mi intuición.
El Severo Entrenamiento
Ueshiba Sensei solía tener sesiones de entrenamiento al aire libre una vez al año. Esto era usualmente en un pueblo llamado Takeda localizado cerca de la Ciudad de Himeji en la Prefectura de Hyogo. Aproximadamente cuarenta estudiantes que vivían en el dojo se reunían juntos ahí por una sesión de entrenamiento de verano de veinte días.
Empezaba con ejercicios de plegarias por una hora y media empezando a las cinco a.m. Después hacíamos rituales de purificación por otra hora. Después a desayunar, el periodo de entrenamiento empezaba alrededor de las diez y duraba hasta la hora de comer. Descansábamos cerca de dos horas después de comer. Después el entrenamiento se reanudaba a las cuatro p.m. y duraba hasta las seis. Durante este seminario especial practicábamos afuera cualquier otro día. Esto era especialmente duro.
El Sr. Tsutomu Yukawa, uno de los estudiantes que vivían ahí en ese tiempo era un hombre de gran fuerza. Su poder físico era tal que el podía fácilmente levantar una muela de piedra japonesa con una mano mientras la otra la ponía en su espalda. Un día, Yukawa decidió que iba a intentar desenterrar un árbol de aproximadamente cuatro pulgadas de diámetro que estaba creciendo en el jardín de la entrada de la casa. Su cara se puso completamente roja cuándo iba intentando sacar el árbol. Sin embargo, el árbol estaba aparentemente enterrado muy profundamente y resistió, no pudo a pesar de su esfuerzo. Una vez visto el intento sin éxito de sus estudiantes, Ueshiba dijo, “Oye, Yukawa. ¿Qué estás haciendo? Déjame intentarlo una vez”. Sensei caminó al árbol y los sostuvo firmemente en sus manos. Al siguiente instante el árbol estaba desenterrado. Ante esta señal, aun el poderoso Yukawa tuvo que admitir su derrota. Ya que Sensei jaló tan ligeramente el árbol, yo intenté lo mismo con un árbol de un tamaño similar, pero no pude moverlo ni una pulgada. Justo como dice la expresión, estaba “firmemente enraizado en la tierra”. Ese fue solo un ejemplo que me demostró lo extraordinario que era Sensei. El era llamado guardián del kami y solía hacer cosas mas allá del alcance del poder humano.
El Ataque con una Lanza Real
Un día, un fiscal público visitó a Ueshiba Sensei en Takeda. Mientras que tenían una placentera charla en un cuarto que tenia la mitad de lleno con cuatro colchonetas y media, Sensei tuvo a uno de sus estudiantes atacándolo con una lanza con todo lo que tenía. El vestía un corona ceremonial vestido de seda. Era un pequeño cuarto y la distancia del ataque era extremadamente corta. Además, le habían enseñado al estudiante que atacara vigorosamente, así que Sensei lo evadió instantáneamente.
Al momento del ataque, Sensei abrió su cuerpo de lado. Sin embargo, la punta de la lanza atrapó una sección de la solapa de su kimono y se revoloteó hacia el piso. La esposa de Sensei vio lo que pasó y le pidió que se detuviera. Esto terminó siendo un particular episodio de entrenamiento. La expresión facial de Sensei no cambió nada de su usual gentil apariencia. El dijo, “No importa que tan veloz sea el ataque, no puede tocar mi cuerpo. La lanza tomó el problema de perderme.” Estas palabras fueron verdaderas solo por que Sensei no era una persona común. Si el hubiera sido una persona ordinaria como nosotros, ¡el hubiera sido sesgado! Tengo una inexhaustiva reserva de historias acerca de Sensei iguales a esta.
Por se tiempo Ueshiba Sensei esta instruyendo una mitad del mes en Osaka y la otra en Tokio. El primer entrenamiento en Osaka fue en el Club Sumitomo. Ya que el Marqués Toshitame Maesda en Osaka (un teniente general que entrenó en el Ueshiba dojo quién murio en Borneo) fue relacionado por matrimonio con la familia Sumitomo, le dijo al Sr. Masatsune Ogura, una figura influyente en la organización Sumitomo, acerca de Ueshiba Sensei. Un gran número de empleados de Sumitomo se reunieron en el Club Sumitomo en Horifune-cho practicar bajo la instrucción de Ueshiba Sensei.
Ueshiba Sensei tambien instruyó a empleados del Camión Azul Osaka , a una asociación de reservistas, y a muchos maestros de artes marciales incluyendo a cierto Koga Snensei que tenia un alto grado en Kendo y que era instructor en el Departamento de Policía de Shimanouchi de Osaka. El dojo de Ueshiba Sensei de Osaka solía estar en Suita y aun existe. Cuando Sensei no estaba en Osaka, Rinjiro Shirata estaba a cargo de enseñar en el Dojo de Osaka. Tsutomu Yukawa (ahora difunto) también enseñó en varias locaciones en Osaka incluyendo un dojo de fuerzas especiales policíacas.
20 Días de Austera Disciplina
Para resumir reanudar el hilo de mi historia, Ueshiba Sensei y nosotros tres finalmente llegamos a la casa de Razan Hayashi la cuál era nuestro destino como había mencionado antes. Cuándo nos acomodamos después de limpiar la casa, Ueshiba Sensei nos amonestó con las siguientes palabras: “Vamos a llevar una vida ascética por 20 días empezando hoy. Durante este periodo comeremos comidas que consistirán en una clase de sopa y serviremos pescado o vegetales y arroz. También vamos a entrenar en la noche. Así que vayan teniendo en mente esto”.
Él nos dijo que las comidas frugales eran mejores para las personas y que la comida deliciosa era nuestro enemigo. De desayuno teníamos una pequeña ración de arroz, tres piezas de rábano adobado y sopa de miso. Comida y cena eran casi lo mismo. Durante el periodo de veinte días de entrenamiento solo comimos pescado dos veces. El pescado nunca supo más delicioso como en aquellos tiempos. Naturalmente, los tres de nosotros nos turnábamos para preparar los alimentos. Nos levantábamos a las cinco de la mañana, para hacer cortes con nuestros bokken (espadas de madera) quinientas veces, y después practicábamos como mover nuestros cuerpos. En ese tiempo el método de enseñar era diferente al de hoy. No había nada de que, “Pon tus pies en tal y tal ángulo” o “Mira en la dirección de tus manos”, etc. Ueshiba Sensei nos mostraba como movernos y nos decía que practicáramos nuestras habilidades y pusiéramos nuestra mente en unidad con la naturaleza. Nosotros solo imitábamos sus movimientos si entender nada de lo que decía. Hacíamos eso por una hora. Después preparábamos el desayuno. Primero, hacíamos el desayuno para Ueshiba Sensei, y nos turnábamos para servirle. Después de que terminaba su desayuno empezábamos a comer. Tomábamos un descanso después de limpiar la mesa. A las diez practicábamos taijutsu (técnicas a manos libres) por dos horas. Después de comer, descansábamos hasta las tres de la tarde. De tres a cinco entrenábamos otra vez. Nuestra forma de entrenamiento era, por ejemplo, agarrar las manos u hombros de Ueshiba Sensei o agarrarlo por detrás y él se liberaría de nuestro agarre. El meramente nos diría, “Domínenlo y olvídenlo”
Tomar Notas no está Permitido
Después practicábamos las técnicas que aprendíamos repetidamente. Cuándo tomábamos notas de nuestro entrenamiento, Ueshiba Sensei se ponía muy enojado con nosotros. El nos amonestaba diciendo que deberíamos aprender exclusivamente a través de nuestros cuerpos, no de nuestros cerebros y que deberíamos aprender exclusivamente a través de la práctica. El nunca nos permitía tomar notas. Después de que cenar, nuestro régimen diario finalizaba. No teníamos radio y solo leíamos libros. Ueshiba Sensei nos ordenó leer revistas tales como “Kodan Kurabu” y “Kingu” las cuales eran llenadas de historias de batallas y grandes espadachines. Uno de nosotros leía revistas mientras los otros de los dos masajeaban los hombros y espalda de Ueshiba Sensei.
Nosotros podíamos, sin embargo, ser libres después de las nueve de la noche cuando nos retirábamos a la cama. Pero ya que estábamos en una montaña no podíamos visitar la zona roja del pueblo. Así que, nos íbamos a la cama como a las diez después de leer revistas.
Sin embargo, cada tercer día, Ueshiba Sensei se levantaba alrededor de las dos o tres de la mañana en noches sin luna y decía, “¡Ahora vamos a practicar en la oscuridad!” Nos poníamos nuestros trajes de entrenamiento y nos dirigíamos a un lugar en el Monte Kurama en dónde Ushiwakamaru (nombre de la niñez de Yoshitsune Minamoto) solía entrenar. Estaba oscuro como el alquitrán. Ueshiba Sensei usaba una cinta blanca en la cabeza y blandía una espada real. Mientras lo iba siguiendo, el me decía, “Shioda, ahí hay un hoyo, una piedra y un árbol”. El podía caminar muy rápido y podía ver como un gato en la oscuridad. Yo, sin embargo, no podía caminar rápido por que no podía ver nada. Cuando llegábamos a nuestro destino, después de encontrar muchas dificultades, nos armaba con un bokken y decía, “¡Golpeen en la cinta blanca que tengo en la cabeza con todo lo que tengan! ¡Golpeen fuerte!” Así que cada uno de nosotros golpeó con todo lo que tenía. Teníamos mucho miedo por que Ueshiba Sensei estaba usando una espada real. Al momento que golpeaba a su banda de la cabeza, que brillaba en la oscuridad, el lo esquivaba rápido y colocaba su espada sobre mi cabeza. El aire se cortaba por su espada ondeando sobre mi cabeza ligera pero amenazadoramente. Solo podría llamarlo kenpu (viento de la espada). Era tan raro que desafía a la descripción. Lo dejaré a la imaginación del lector. Cuándo terminábamos los veinte días de entrenamiento de esta manera, descendimos de la montaña. Teníamos esta sesión de entrenamiento especial una vez al año. ¿Qué obtuvimos de esta austera disciplina? Estoy seguro que pase cada uno de los veinte días muy seriamente y que estuve con la naturaleza. No podía pensar en nada más que estas dos cosas. Ciertamente, fue una oportunidad que tal vez nunca regrese. Esta es una de mis memorias de aquellos días en el Ueshiba Dojo.
El Participante en la Conspiración de Kobe
Como lo mencioné anteriormente, los miembros del Ueshiba Dojo enseñaron en la Escuela Nakano. En ese tiempo, uno de instructores avanzados en la escuela era el Mayor Ito. El fue un líder activo del grupo el cuál estaba afanado en derrotar a los Estados Unidos y a Bretaña y había también hombres de espíritu público. El solía venir a nuestro dojo de forma privada y estaba en términos amistoso con Ueshiba Sensei. Aunque yo era un fresco universitario en ese entonces, era más o menos capaz de enseñar. Entonces cuando Ueshiba Sensei no era capaz de ir a la Escuela Nakano, yo le enseñaba a los jóvenes oficiales a los incluyendo primeros y segundos tenientes que había ahí.
El Mayor me trataba afectuosamente y me invitó a su casa repetidamente. Un día lo visité en su casa, una simple, residencia al estilo antiguo muy a la conveniencia de un hombre militar.
viernes, septiembre 15, 2006
Gozo Shioda - Yoshinkan aikido
Publicadas por rodrigo a la/s 7:04 p. m.
Etiquetas: Shioda Sensei
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