miércoles, diciembre 05, 2007

Gogen Yamaguchi "El Gato"

Aventura en Manchuria

Era el año 1939, los vientos presagiaban que la guerra se dejaba sentir en todas las naciones. La segunda guerra mundial se aproximaba, el gobierno japonés pidió a Yamaguchi prestar sus servicios como espía en Manchuria, para realizar una delicada misión de espionaje, él aceptó y así dejando su Dojo viajó a esa región.
Al tiempo fue capturado por los Chinos hostiles al Japón y en calidad de prisionero político fue encarcelado. Aunque sus captores no tenían idea exacta de quien era él, percibían que se trataba de una persona diferente y le temían. Muchos de los prisioneros que allá estaban, debido al maltrato y la mala alimentación, tenían la moral echa añicos y pasaban todo el día sumidos en una onda depresión. No así Yamaguchi quien sin que pareciera importarle las malas condiciones que lo rodeaban, en la soledad de su celda practicaba todos los días Karate y se mantenía saludable. No hablaba con nadie y a menudo los carceleros lo veían sentado en el piso de su celda, con las piernas cruzadas, sumido en meditación profunda. Aquellos confundidos, comenzaron a propagar la versión de que era un brujo.


Por fin los directores de la prisión averiguaron que era un maestro de Karate y dieron órdenes que a cualquier precio su ánimo fuera quebrantado. De esa manera demostrarían que la fuerza y el control de sí mismo de los maestros de Karate era solamente un mito.
Yamaguchi fue aislado en una oscura celda. Su menguada ración diaria de comida fue reducida aún más, además se le aplicó tortura, pero Gogen sumido en trance obtenido por sus técnicas de meditación y respiración, se aislaba del dolor y el hambre, dejando perplejos a sus verdugos y llenándolos de asombro, admiración y mucho miedo.
Por último los encargados decidieron matarlo de una sola vez de una manera muy singular, luego de muchas dificultades lograron capturar un gran tigre de bengala, lo metieron en una jaula y lo dejaron tres días sin comer. El plan era encerrar a Yamaguchi con el tigre para que éste lo despedazara, razonaron de que si recurría a sus prácticas de meditación y respiración para no sentir miedo, ellos podrían decir y publicar que fue un cobarde que se negó a pelear por su vida mientras sería devorado por el gran felino, lo que sería una deshonra para un maestro de Karate y descendiente de Samuráis.
Cuando arrojaron a Yamaguchi a la celda y cerraron tras él la puerta, Yamaguchi se transformó, lanzando un grito que provocó pavor en todos los asistentes de la esperada ejecución, fue él quien se lanzó sobre el tigre y le pateó la nariz confundiéndolo; luego, antes de que el animal pudiera recobrarse de la sorpresa, estrelló fuertemente su codo en la oreja del felino, pasó su antebrazo derecho por la traquea y comenzó a estrangularlo, lanzando un espeluznante segundo grito dentro de la oreja del tigre. Antes de veinte segundos el tigre estaba muerto por estrangulamiento.
Todos los presentes quedaron aterrorizados, pensando que aquel Karateka no era humano, sino la encarnación del mismísimo diablo.
Por fin cuando aquel "demonio" fue liberado, todos en el campo de concentración se sintieron aliviados de ya no tener cerca de un hombre semejante.
Durante muchos años, hasta el final de su vida, un grupo de ex prisioneros que sufrieron con Yamaguchi las penurias de la cárcel de Manchuria, se reunían cada año con él para compartir una sencilla comida de pan negro y agua, acordándose que ese fue su único alimento en la cárcel durante esos años, rememorando el pasado, apreciando su presente como hombres libres y dando gracias a sus dioses del Shinto por un futuro promisorio.

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1 comentarios:

PedroPa dijo...

Me lo creo.

Lo unico que no cuadra en la historia, es que yamaguchi era vegetariano por lo que sentiria profundamente haber matado a un animalito, pero que lo hiciera o pudiera hacerlo fisicamente ... me lo creo