jueves, julio 21, 2011

Palabras del Fundador

PALABRAS DEL FUNDADOR DEL AIKIDO

Palabras del Fundador

como AI (armonía) es igual a ai (amor), he decidido llamar «Aikido» a mi único budo. Si bien la expresión «aiki» es antigua, el uso que los guerreros daban en el pasado a este término es diferente al mío.

Aiki no es una técnica para luchar con el enemigo o para derrotarle, sino la vía para reconciliar al mundo y hacer de los seres humanos una familia.

El secreto del Aikido reside en armonizarnos con el movimiento del universo y ponernos de acuerdo con él. Aquél que ha desentrañado el secreto del Aikido tiene al universo de sí mismo y puede decir: «Yo soy el universo.»

A pesar de lo rápido que me pueda atacar el enemigo, nunca soy vencido. Pero no es porque mi técnica sea más rápida que la suya; no es una cuestión de rapidez, sino que la lucha ha terminado antes de comenzar.

Cuando un adversario intenta luchar contra mi, que soy el universo, tiene que romper la armonía del universo. Por tanto, en el momento en que concibe la idea de luchar contra mi ya está vencido. No existe medida del tiempo, ni rapidez ni lentitud.

El Aikido es no-resistencia. Como es no-resistente, siempre es victorioso.

Los que tienen la mente retorcida y siembran la discordia están vencidos de antemano.

¿Cómo puedes enderezar tu mente, purificar tu corazón y armonizarte con la actividad de todas las cosas en la Naturaleza? En primer lugar debes hacer tuyo el corazón de Dios. Es un Gran Amor Omnipresente en todos los lugares y en todos los tiempos del universo. «No hay discordancia en el amor. El amor no tiene enemigos.» Una mente discordante que piensa en la existencia de un enemigo, ya no es compatible con el deseo de Dios.

Los que no estén de acuerdo con esto no pueden estar en armonía con el universo. Su budo es el de la destrucción. No es un budo constructivo. Por tanto, competir en técnicas, ganar y perder, no es verdadero budo. El verdadero budo no conoce la derrota. «Nunca derrotado» significa «no haber luchado nunca».

Ganar significa vencer a la mente en discordia que hay dentro de ti. Lograr esto es cumplir la misión que te ha sido encomendada.

Esto no es una mera teoría. Practícalo y recibirás el gran poder de la unidad con la Naturaleza.

No mires a los ojos de tu adversario, o tu mente será absorbida por sus ojos. No mires a su sable, o serás cortado por él. No le mires, o tu espíritu se distraerá. El verdadero budo consiste en cultivar el modo de atraer al adversario entero hacia ti. Todo lo que tengo que hacer es permanecer de pie, tal cual.

Incluso estar de pie de espaldas al adversario, es suficiente. Cuando él ataque, golpeando, se lesionará a sí mismo con su propia intención de golpear. Yo soy uno con el universo y no soy nada más. cuando yo estoy de pie, él se siente atraído hacia mí. Ante el Ueshiba de Aikido no hay ni tiempo ni espacio, sólo el universo tal y como es.

Para el Ueshiba de Aikido no hay enemigo. Si piensas que el budo significa tener adversarios y enemigos, y ser fuerte y derribarlos, estás equivocado. No hay adversarios ni enemigos para el verdadero budo. El verdadero budo es ser uno con el universo, es decir, estar unidos con el Centro del universo.

En el Aikido es necesario tener una mentalidad de servicio a la paz entre todos los seres humanos y no el deseo de ser fuertes o de practicar solamente para derribar al adversario.

Cuando alguien me pregunta si los principios de mi Aiki budo están extraídos de la religión, les contesto que no. Los principios de mi verdadero budo iluminan a las religiones y las ayudan a perfeccionarse.

Cuando soy atacado, no importa en qué circunstancias, siempre estoy tranquilo. No estoy aferrado ni a la vida ni a la muerte. Lo pongo todo en manos de Dios. Alejaos, pues, del apego de la vida o a la muerte y ponedlo todo en manos de Él, no sólo cuando os ataquen, sino también en vuestra vida diaria.

El verdadero budo es un trabajo de amor. Es la actividad de dar vida a todos los seres, y no matar ni luchar unos con otros. El amor es la divinidad guardiana de todo, y nada puede existir sin él. El Aikido es la realización del amor.

Yo no soy cómplice de los hombres. ¿De quién, pues, soy entonces cómplice? De Dios. Este mundo no marcha bien porque las personas se hacen cómplices unas de otras, haciendo y diciendo tonterías. Los seres, buenos y malos, forman una sola familia unida en el mundo. El Aikido desecha cualquier complicidad; no juzga lo bueno ni lo malo. El Aikido mantiene a todos los seres en constante crecimiento y desarrollo y está al servicio de la consumación del universo.

En el Aikido controlamos la mente del adversario antes incluso de hacerle frente, esto es, lo atraemos hacia nuestro interior. Caminamos por la vida con esta capacidad de atracción de nuestro espíritu e intentamos instaurar una visión global del mundo.

Rogamos incesantemente para que no haya peleas. Por esta razón prohibimos estrictamente los combates en el Aikido. El espíritu del Aikido es el del ataque con amor y de la reconciliación pacífica; con este fin, atamos a los adversarios con la fuerza de voluntad del amor. Mediante el amor somos capaces de purificar a los otros.

Comprender el Aikido primero como budo, y después como manera de contribuir a la creación de la Familia Universal. El Aikido no es para un solo país o para alguien en particular. Su único propósito es ejecutar el Plan de Dios.

El verdadero budo es la protección amorosa de todos los seres con un espíritu de reconciliación. Reconciliación significa permitir la consumación de la misión de cada uno.

La «Vía» significa ser uno con la Voluntad de Dios y ponerlo en práctica. Si nos apartamos, aunque sólo sea un poco de ella, ya no es la Vía.

Podemos decir que el Aikido es una manera de espantar demonios con la sinceridad de nuestra respiración en vez de con la espada. Esto es, convertir el mundo malintencionado en el Mundo del Espíritu. Esta es la misión del Aikido. La malevolencia caerá derrotada y el Espíritu ascenderá victorioso; entonces, el Aikido habrá fructificado en este mundo.

Si el budo, una nación va a la ruina, pues el budo es el origen de la amorosa protección y la fuente de las manifestaciones de la ciencia.

Los que deseen aprender Aikido deben abrir sus mentes, escuchar la sinceridad de Dios a través del Aiki y practicarlo. Hay que aprender la gran purificación Aiki, practicarla y mejorar contínuamente. Comienza a cultivar voluntariamente tu espíritu.

Deseo que las personas buenas escuchen la voz del Aikido, no para corregir a los otros, sino para corregirse a si mismas. Esto es el Aikido. Esta es la misión del Aikido y ésta debería ser la tuya

Colaboración: Prof. Fernando A Cartofield
www.fundacionaikidocuyo.blogspot.com